La vida minimalista no es para todos. Pensaba en esto deshaciéndome de lo último de la “gran mudanza”. Tardé meses para seleccionar diez años de vida en París en dos maletas y unas cajas que iban a atravesar el Atlántico hasta la isla. También es la que más me ha enseñado a soltar. Cada mudanza es una oportunidad. Lo que no ves durante un tiempo se olvida y es como si no lo tuvieras. Es más difícil deshacerse de lo que te trajo felicidad que de los malos recuerdos. El duelo no es tanto por el material, es al momento o las personas que te llevan a ese recuerdo. A veces la vida te obliga a pasar semanas seleccionando y cansa mucho, porque la mente tiene un límite, y a la hora y media de sacarlo todo te encuentras agotada, bostezando o con la necesidad de ir a hacer algo que no tiene nada que ver para tomar un respiro.
Crear paz interior y calma mental en un entorno cargado de energía que no fluye, lleno de cosas que ya no usas o que dificultan el movimiento cotidiano lo hace complicado. Lo que tienes es un reflejo de lo que consumes y de lo que te contienes. Lo que no ves pero sigue guardado, también ocupa un espacio en ti. Admiro la capacidad de hacer una playlist, de organizar las estanterías, de seleccionar lo que dejas entrar, el espacio que ocupa y lo que dejas salir. También es una forma de conectar con lo que te gusta. Nombrar lo que te gusta puede brindar mucha claridad mental. Como organizas tu mundo tiene que ver con lo que te gusta, con lo que eres, con lo que tú sabes que te acompaña vayas a donde vayas. Sin importar las modas, lo que parezca bien a otros o tu estilo de vida.
El arte de saber elegir lo que entra y sale. Lo que te quedas y lo que dejas ir. Saber a qué le prestas tu atención, lo que te relaja, lo que te cansa, lo que te da ruido y te transmite armonía.
Quizás lo que es orden para ti es desorden para otro. Hay quienes no necesitan pensar en la organización. Yo (hace poco) entendí que disfruto mucho de organizar y ordenar aunque no siempre ha sido así. La necesidad de que las cosas ocupen un espacio predeterminado, saber lo que tengo y no perder tiempo buscandolas me ha perseguido. A veces por inercia, tengo la necesidad de sacar cosas y ordenarlas para encontrar orden en mi mundo interno.
He recopilado algunas claves que me funcionan tanto en una vida de ciudad con una jornada laboral a tope, sin ganas de cocinar y ordenar al llegar a casa, y que también me sirven en esta vida más lenta de vivir en la naturaleza, de crear hogar y familia.
— Primero es la organización, luego el orden
El orden necesita de una organización previa, que son los sistemas que definen el lugar que ocupan las cosas, y que después tienen posibilidad de poderse ordenar. Lo que no tiene lugar definido acaba ocupando cualquier espacio al azar.
— hacer la cama cada día define como empieza tu día
Comenzar el día ordenando visualmente tu espacio de descanso y abriendo las ventanas es un placer inmediato. Este gesto sencillo que entrega bienestar al instante, y que te acompaña al final del día, dando valor al descanso y honrando ese lugar de paz y serenidad.
— una cocina siempre disponible, sin nada en el fregadero, ni limpio ni sucio
Esto es lo que tiene más impacto en mi cotidiano. Hace que tenga ganas de pasar más tiempo de calidad y disfrutar de cocinar. La clave está en ordenar mientras se hace el café o se guisan las papas, y limpiar enseguida de cocinar y comer, para tener una cocina disponible en cualquier momento.
— ir a dormir + salir de casa con la sala recogida
Sin vasos, ceniceros, mantas desordenadas ni mesas abarrotadas… es una forma de cuidar la energía con un espacio despejado que te da bienvenida al despertar o al regresar, con esa calma y orden visual.
— ordenar 10 min al final del día
Vivir es desordenar, pero es sorprendente lo que dan 10 minutos para ordenar. Lo que no tiene un lugar siempre acaba ocupando uno al azar. Hacerlo con un cronómetro puede ayudar a crear un hábito cuando subestimas todo lo que puedes hacer en unos minutos.
— deshazte de todo esos lugares donde acumulas lo que no tiene su sitio
Evita esos rincones donde se acumulan fácilmente facturas, pastillas, pilas gastadas y objetos sueltos en el mueble de la TV, el zaguán o el cajón de la cocina. Es una forma de mantener el orden si no hay un 'lugar fácil' para dejar el caos.
— si no puedes tener todo en orden, elige tu espacio donde hacerlo
A veces no es posible tenerlo todo en orden. Elegir un espacio para mantener organizado puede ser suficiente. Por ejemplo, ahora que estamos terminando la cabaña, intento priorizar el dormitorio, para tener al menos un lugar donde encontrar armonía cuando lo necesito.
— elige un día de la semana para resetearla
Ese día donde le das la vuelta a la casa, cambio de sabanas, poner lavadoras, y lo que sea que se siente reseteda. Yo lo hago los sábados porque me da mucho placer despertar el domingo y sentir la casa “como nueva”.
Intentar mantener el hogar en el cotidiano y no esperar la gran limpieza, porque es muy ingrata, todo se ensucia y desordena fácilmente y no es algo que se disfrute hacer.
— y, todo empieza con un armario en orden
Desde que tuve mi primer armario tengo la costumbre de sacar todo para volver a organizarlo. Si tuviera que empezar por organizar un espacio sería el armario. Sacarlo todo para ver lo que tienes, aprovechar el cambio de temporada para volver a seleccionar lo que te quedas. Que lo que uses tenga visibilidad, y darle un tiempo limite a lo que no has usado para desahecerte de ello (que normalmente si ha pasado más de un año sin usar, es poco probable que lo hagas). La forma de vestir expresa tu energía y personalidad, y cuando crees que no tienes nada que ponerte, probablemente es que no lo ves o está lleno de cosas que ya no usas. El hecho de organizarlo de otra forma puede ser que te inspire para crear otros outfits.
La adolescencia es un reflejo en el dormitorio de lo difícil que resulta vivirla. Desde pequeña he acumulado y coleccionado ropa, y todos los años que me dedique a la moda han mostrado mucho de lo que hay detrás del consumo y el apego. Llenar el armario de vacíos de tu mundo interno. Hacer este ejercicio es un mini entreno para todo lo que requiere desapego en la vida. También enseña a comprar mejor. Ahora si quiero comprar algo tiene que pasar un tiempo en mi cabeza y preguntarme ¿cuánto lo vas a usar? ¿Hay espacio para guardarlo? Compro menos y priorizo la calidad.
El desorden existe y es parte de la vida. El espacio que ocupas es un reflejo del mundo interior y de los sistemas que habitas, de la relación con lo conocido y con la forma en la que creas espacio para lo desconocido. El orden es una manera de conocerse que refleja como te relacionas con el cambio, el control, con lo que quieres retener y con lo que aún no te animas a soltar. Organizar es elegir con conciencia. Y la vida es una constante elección. A veces hay que despedirse de lo que ya no representa, de lo que pesa, de lo que ancla a un lugar o a creencias. A veces duele y también libera. Dejar ir, también es abrirse a recibir y habitar con más presencia.
El apego es humano; el soltar cuando llega el momento es un aprendizaje constante.
Para mi,ahora no se trata de tener todo bajo control, sino de ganar claridad para elegir mejor, vivir más liviana y abrazar los cambios con calma y presencia. Aprender a vivir con un bebe en un hogar que está en constante cambio, que parece un nuevo espacio cada día. No es tener todo resuelto, sino sentir paz con lo que tengo, con lo que elijo, con lo que dejo ir. Saber que todo llega y todo pasa, y que al final del día (y de la vida) lo que importa es lo que siento, y no lo que tengo.
-Zoh